TEXTOS | Horacio Ramos

 

    “He tenido el lujo de acompañar y compartir mucho en los más de veinte años de trabajo de Ruben como arquitecto y como hombre con mirada de niño, construyendo día a día un oficio atravesado por su optimismo, su creatividad y su amorosa crítica.

    Su trabajo sobre los deshechos, lo deleznable, lo sobrante; su esfuerzo por ordenar lo caótico de los resultados no deseados pero por cualquiera fácilmente previsibles como fatal consecuencia de algunas prácticas demasiado humanas (abandono, desinterés, indiferencia, egoísmo) se potencia superando al círculo tortuoso del reciclado y a su nuevo empleo, asestándole un golpe no ya de muerte sino de arte. Y por ello, ya no hay residuo ni sobrante, sino una nueva e inicial vida perdurable.

    La alegría que me transmite su obra es seguramente fiel reflejo de la que él siente al oficiarla, tal como es privilegio del artista y derecho del niño”.

Horacio Ramos